Por: María Gracia Chacón

Creemos que vivir a mil por hora es sinónimo de éxito. El tener muchísimas responsabilidades, el tener una agenda que mientras más llena esté, mejor; el seguir un horario para todo, son algunos de los hábitos que aunque pueden ayudarnos mucho a llevar una vida organizada y con disciplina. Sin embargo, bastantes veces nos terminan afectando, y lo más seguro es que te identifiques con esto que lees aquí. El burn-out.

Probablemente te ha pasado que tienes una meta que con dedicación, organización y esfuerzo, la has alcanzado. Porque sí, no nos mintamos, la disciplina y perseverancia de verdad que si te da frutos para cosechar. Después de la primera, segunda o hasta tercera vez que esa ‘fórmula' funciona, empiezas a creer que no hay más maneras, que esta es la verídica, única e irremplazable forma de conseguirlo todo. Pero después de un tiempo, llevarla a cabo a tiempo seguido se empieza a volver tedioso, pues dejas de tener creatividad, motivación e incluso lo que antes te emocionaba dar e invertir por tus metas, te comienza a cansar.

Porque sí, quizá llevar una agenda es demasiado útil, tal vez tener listo un trabajo antes de la fecha límite es liberador, sí es chévere salir a disfrutar sin la preocupación de regresar a casa a terminar pendientes o siempre poder estar con tus seres queridos cuando más te necesitan. Pero la vida no se vive a plazos, la vida no se vive por otros y tu calidad de vida no se mide por tareas tachadas.

Dudo ser la única que ha tenido que dejar de ir a un plan social por cumplir con una responsabilidad, y estoy segura de que no he sido sólo yo quien ha salido a disfrutar y luego se ha quejado por no haber priorizado bien. “Prioridades”, esa es la palabra, y tener esas prioridades en claro, es la clave para evitar el burn-out. Sólo para dejarlo claro, la prioridad número uno siempre seremos nosotros, el vivir en paz y nuestro bienestar.

A veces, querer hacer muchísimas cosas, cumplir con todos y con nosotros mismos nos pasa factura. Todos hemos dicho alguna vez ‘no voy a alcanzar a las dos cosas’, ‘me muero del cansancio pero mientras más rápido acabe, mejor’, y mil cosas así. Entonces, por ‘cumplir’ con tus trabajos, la universidad, tu emprendimiento, con tu familia o tus amigos, terminas haciéndolo todo a medias. Terminas inconscientemente saboteando tu trabajo, tus metas, tu negocio y tus relaciones.

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Para mí, eso es el burn-out, y para mí, pasa cuando creo que puedo hacer todo sin darme el gusto de hacer lo que más voy a disfrutar. En esto, creo que lo más importante es escuchar y preguntarse si realmente estamos saciando nuestros deseos propios o si nos estamos poniendo más peso del que podemos cargar. Todos somos fuertes y empujarnos un poquito para fortalecernos cada día está bien, pero sobre exigirse, no.

Los resultados de eso son primero un malestar emocional enorme, inconformidad, desmotivación y cansancio, e incluso, irritabilidad. Pero además, si seguimos necios y no nos escuchamos, nos creemos la chica maravilla o Superman, lo más seguro es que no sólo nos haremos daño en nuestra salud mental, sino que nuestra salud física también empezará a afectarse.

En mi caso, siempre he tenido ese complejo de creerme la que puedo hacer todo, saber de todo, pero con el paso de los años me tocó controlarlo y dejarme disfrutar y descansar; porque aunque decía ‘puedo y quiero’ mi cuerpo decía ‘no quiero y no puedo’.

Eso me hizo abrir los ojos y dejar de exigirme tanto, soltarme más la cuerda y cumplir mis metas y hacer las cosas a mi modo sin sacrificar mi salud. Es difícil, pero no esperes a desmayarte, no esperes a que te salga un acné severo - ojo que sí hay genéticos -, no esperes a que en una comida con amigas se te afloje la panza, no esperes a que te salgan fuegos en la boca en todas las épocas de exámenes, no esperes a que se te caiga el pelo, y no esperes a subir o bajar 10 kilos de golpe para darte cuenta que estás estresado y que tu mente necesita un descanso YA.

Eso se llama somatizar, por algún lado debe salir eso que no quieres entender, que realmente no puedes manejar, y que definitivamente sientes por dentro. Y creo que eso es lo más fuerte del burn-out. Que no sólo te afecta de manera emocional - que muchos podemos creer saber manejar al 100% - sino también físicamente. Ahí, la única solución será literalmente, hacerte a un lado, y sentarte a disfrutar y relajarte por unos días, mientras tu cuerpo sana.

Para ti, si estás triste, enojado, cansado, estresado, y quieres salir a bailar, hazlo. Si quieres quedarte en casa y no ir al cumpleaños de tu mejor amiga, hazlo. Si prefieres hacer tu tesis que ir a una discoteca, hazlo. No tienes que cumplir los deseos de nadie más que los tuyos, y cada que parezca que sí, cada vez que estés en conflicto porque no sabes qué hacer o qué priorizar, respira y recuerda que tu prioridad eres tú.

Así que piensa qué es lo que realmente te va a dar placer y te va a llenar. Escucha tu mente, escucha tu cuerpo y sé gentil contigo mismo, porque la definición de éxito es satisfacerte a ti.

 

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