Por: Daniela Armijos

Cuando somos niños somos lienzos en blanco que van tomando forma y color como piezas artísticas por los factores que absorbemos a través de nuestros sentidos. Por las cosas que escuchamos, las dinámicas que vemos a diario, los sabores que probamos, las palabras que decimos, los olores y texturas; y en general, las situaciones que vivimos cada día. Pues, de esta forma, vamos condicionándonos a ciertas culturas, tradiciones y “normas” que nuestras familias, entornos educativos y sociales nos rodean. Hoy en día, se suma el factor de la tecnología por la fácil accesibilidad que tienen los niños desde temprana edad y poseen demasiada información desde muy pequeños, la cual puede ser en beneficio, en contra o neutral para ellos. No obstante, es información que se va acumulando y va formando el carácter y comportamiento de las personas.

Actualmente, somos alrededor de 8 mil millones de habitantes en la tierra y cada uno de nosotros somos un mundo totalmente distinto. Por lo que resulta muy complicado establecer estigmas o reglas para la vida de todos los humanos en el planeta, cuando el mundo y la vida son mucho más complejos en comparación con lo poco que se vive diariamente. Incluso, no se puede generalizar a las personas aun cuando pertenezcan a la misma familia, país o grupos de amigos. Si bien es cierto, las personas somos moldeables y nos adaptamos a situaciones y entornos, pero jamás se podrá borrar la esencia de un ser humano.

Personalmente, como mujer latina, debo aceptar que por cultura siempre he vivido en un entorno con ciertos estigmas o condicionamientos desde la familia como de los círculos sociales que me he rodeado.  Las cuales, han sido a partir de lo políticamente “correcto” o “incorrecto”, cuando en realidad no estaba de acuerdo con ello. Pues, la sociedad es tan compleja que, por más que todo el mundo la critique constantemente, todos entramos en un mismo juego que jamás vamos a comprenderla en su totalidad.  

El ser humano tiene la permanente necesidad de querer controlarlo todo y tener certeza para que haya una especie de orden en la vida. Lo cual, lo comparto en cierta parte, pero debo aceptar que es imposible lograr tener este control absoluto. Pues, la vida está llena de incertidumbre y raramente no deberíamos cuestionarnos tanto sobre lo “correcto” o “incorrecto” que culturalmente nos han enseñado, porque si te vas al otro lado de tu continente puede que veas una realidad completamente diferente en cuanto a los mismos estigmas de lo que resulta “bueno y “malo” para ti y los tuyos. Como un rápido ejemplo cultural, en nuestro país las mujeres somos libres de vestirnos como queramos, cuestión que no sucede en países como Afganistán. Imagínense si nos ponemos a analizar cosmovisiones y comportamientos específicos de todas las partes del mundo. Simplemente, sería como analizar planetas totalmente diferentes y no cuadraría en un solo mundo; como a veces pensamos que funciona la vida en nuestras mentes por el entorno que tenemos de una visión 360 limitadas a lo que llega nuestra vista.

La verdad es que no importa a dónde te lleve la vida, o las cosas que aprendas, ni con las personas con las que te rodees. Tu deber personal, o más bien considéralo como una promesa contigo mismo, debería enfocarse en verdaderamente conocerte quién eres y que es lo que, a ti, particularmente, te resulta como una guía. No busques un reglamento o aprobación de un prójimo que no te conoce ni el 30% porque simplemente no vas a conseguir ninguna respuesta absoluta. Si no, busca en ti mismo, lo que quieres que rija tu accionar diario y expande tu esencia en cada actividad que realices y en cada palabra que pronuncies.  Asegúrate de ser una persona amable, con ética subjetiva a tu cosmovisión y no te condiciones a pensamientos ajenos instaurados en la sociedad.

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La vida, al igual que los seres humanos, no es algo lineal y que puede tener un manual de instrucciones como un juguete de Lego para armar por piezas y que quede perfecto. Somos simplemente seres vivos que cada día sentimos cosas diferentes y cambiamos de opinión constantemente. El funcionamiento ciudadano de la sociedad podrá basarse en constituciones y reglas que tienen coherencia para que de alguna forma las personas podamos tener un orden, así como la economía y las organizaciones sociales o corporativas. No obstante, nosotros no somos una empresa, ni una asamblea para regirnos por leyes que nos digan cómo actuar en referente a nuestra propia vida.

No les digo que caigan en el liberalismo y en pensar que todo está mal en la sociedad y querer cambiarlo todo, si no los invito a cuidar su esencia personal y a vivir por ustedes para satisfacer sus sueños y aspiraciones en referente a lo que ustedes consideren. Ser uno mismo es una tarea difícil en una sociedad que a menudo impone estándares y expectativas. Sin embargo, depende de nosotros elegir quien queremos ser o complacer a alguien para no salirnos de lo catalogado, de lo políticamente correcto. No pierdan su esencia, ni originalidad por una simple aceptación ajena a lo que te hace feliz.

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